El encanto de la viña más vieja.

1958 es el año de plantación de la pequeña parcela de Los Hoyales, 1,8 hectáreas de viejas cepas de tempranillo orientadas de este a oeste, siguiendo en paralelo en curso cercano del Duero. El viñedo es expresión de vida y tiempo y seguimos atentamente su trayectoria para integrar, añada tras añada, un cultivo biodinámico mesurado y coherente. Por las extraordinarias cualidades de sus uvas, percibimos en su modestia uno de los grandes viñedos de la Ribera.

El vino confirma la impresión. Alado, vivo, expansivo y vertical, compendio de mil matices de naturaleza fresca y nítida. El trabajo en bodega logra lo más difícil, acompañar la construcción de una personalidad inolvidable y mantener el vínculo con la verdad del lugar.